sábado, 28 de junio de 2014

Entrenador personal fitness y bodybuilding

Estudio canadiense.

El tremendo crecimiento en la industria de aptitud física ha causado una demanda de personal de nivel inicial. Sin embargo, este crecimiento trae aparejado la contratación de individuos que tienen pocos conocimientos, experiencia o entrenamiento avanzado en el campo. Para intentar cubrir la necesidad de ingreso de personal de nivel inicial en la industria de la aptitud física, se ha producido una proliferación de certificaciones. La certificación es una manera de asegurar que todo el personal de nivel inicial cumpla con un estándar mínimo, determinado por la agencia de certificación, con la esperanza de proteger al empleador y al consumidor. La certificación también reconoce la competencia en los conocimientos y las habilidades prácticas que son necesarias para trabajar eficazmente en la industria en los diferentes niveles (1, 2). Sin embargo, hasta la
fechar no hay ninguna legislación que defina "entrenador personal de aptitud física" ni algún requisito legal para que un entrenador personal sea certificado en Canadá (7). Además, aunque están surgiendo normas y lineamientos en la industria de la aptitud física, no hay repercusiones para aquellos que realizan actividades de entrenamiento que se encuentran fuera de su esfera legítima de competencia (9).

La justificación para regular las prácticas de los profesionales de la aptitud física podría reflejar fácilmente la de otros profesionales de la salud, brindar un servicio adecuado a los clientes, y aclarar la confusión del consumidor sobre de quien deben obtener los servicios (11). Puede argumentarse que los consumidores no tienen el conocimiento adecuado para distinguir entre la gran variedad de individuos certificados, ni tienen el conocimiento para diferenciar entre, la provisión de un servicio eficiente y uno adecuado y excelente (11). Si bien la certificación verifica que un candidato cumpla con el criterio de certificación, los consumidores no reconocen las sutiles diferencias que existen entre las certificaciones.

Sin criterios de ingreso y salida para la certificación estándar y sin métodos estandarizados para determinar dominio de requisitos previos sobre conocimientos, destrezas y habilidades, los consumidores no tienen la certeza que sus entrenadores personales certificados cumplan con las normas que les permitirán proporcionar una instrucción eficaz y segura. De hecho, Malek et al. (13) informaron que la selección inadecuada y la certificación prematura de candidatos que no son capaces, pueden exponer tanto a los clubes de salud como a las organizaciones de certificación a demandas civiles si los clientes sufren lesiones debido a la negligencia de un entrenador personal de aptitud física incapaz (pág. 24). "Por esta razón, el mayor interés de todas las partes, es implementar normas de certificación que disminuyan el riesgo de lesión de los clientes, mientras reducen la responsabilidad de los entrenadores, empleadores y organizaciones de certificación. Esto requiere definir claramente los ámbitos de práctica de cada nivel de profesionales de la aptitud física tal como se ha realizado en el ámbito de la enfermería (8). El campo de aplicación práctica debe abordar los requerimientos para el uso de “conocimientos y habilidades especializadas" en la provisión de "cuidados seguros y competentes", al tiempo que limitan las responsabilidades del practicante a aquellos aspectos para los cuales tienen "conocimientos, destrezas y habilidades adecuadas" (5).

Como muchas instituciones de certificación, la misión de la Sociedad Canadiense del programa de Fisiología de Ejercicio y de Aptitud Física es asegurar que las prácticas de aptitud física y los servicios de calidad estén disponibles para los clientes. Dentro de su paradigma de certificación ellos establecen claramente los servicios que pueden ser brindados por quienes poseen cada nivel de certificación (www.csep.ca/hfp.asp), y para cuales están asegurados a través de sus pólizas de seguro estándares. Dentro de su modelo, una persona que posee un certificado de universidad, diploma o dos años de entrenamiento universitario, puede realizar la valoraciones de aptitud y estilo de vida de individuos aparentemente saludables, y proporcionar información general con respecto a la actividad física, aptitud física y estilo de vida; una persona que posee un grado universitario puede realizar una amplia variedad de valoraciones y servicios de interpretación y desarrollar programas específicos de ejercicios que contemplen los objetivos y nivel de aptitud física actual de cada cliente. Ninguno contempla entre sus campos de aplicación práctico, la provisión de análisis nutricionales y modificaciones nutricionales específicas.

En la industria de aptitud física, en la actualidad un requisito mínimo para proporcionar los servicios básicos a poblaciones aparentemente saludables de individuos entre 18 y 60 años (tal como la supervisión de peso en la sala) es tener una certificación de entrenamiento personal general que se ofrece a aquellos con certificaciones de educación continua previas (fin de semana o de corto plazo) y experiencia. En un modelo profesional, un diploma de dos años debería considerarse como el requisito mínimo para estos empleados. Sin embargo, sobre la base de los principios básicos del campo de aplicación práctica definido para los profesionales de la aptitud física definidos por la Sociedad Canadiense de Salud de Programas de Fisiología de Ejercicio y de Aptitud Física (www.csep.ca/hfp.asp), los resultados del presente estudio sugerirían que los profesionales de aptitud física en cada nivel de educación utilizan técnicas de valoración, o proporcionan consejos y/o servicios de ejercicios a los clientes que están fuera de sus campos de aplicación prácticos y sobre los cuales no están seguros. Esto es similar a los resultados encontrados en Estados Unidos (9, 13, 15).

Los resultados presentes apoyan la idea de que quienes tienen el nivel más alto de educación proporcionan un rango más amplio de servicios, y trabajan menos fuera de sus campos de aplicaciones prácticas, que quienes tienen un nivel de educación inferior. Sin embargo, los resultados también sugieren que los individuos de todos los niveles de educación trabajan fuera de sus campos de aplicación práctica, y las diferencias entre los servicios proporcionados por un graduado de escuela secundaria y un profesional de grado no son significativas. Mientras que 54% de los encuestados tenían un título, 21% tenían el certificado de Profesional Consultor de Aptitud Física y Estilo de vida (en la actualidad Fisiólogo del Ejercicio Certificado), pero cerca de 50% de los encuestados informaron que habían realizado asesoramiento nutricional y ejercicio terapéutico. Si bien Thomas et al. (16) encontraron a entrenadores que valoraban su experiencia como entrenadores tanto como tener un diploma, Malek et al. (13) defendieron fuertemente, que un diploma es la educación mínima para desempeñarse en cualquier trabajo de entrenamiento personal. Estos autores observaron que quienes tenían un diploma tenían más conocimientos en el campo de la aptitud física que aquellos que tenían menos educación, pero más experiencia.

Estudiando los roles de los entrenadores personales, Gavin (9) reunió evidencia fuerte acerca de que los entrenadores se involucran y se hacen responsables de actividades que exceden sus campos de aplicación práctica o “dominios legítimos de competencia e influencia". Si bien el autor observó que los entrenadores creían que su rol era principalmente construir los aspectos físicos del repertorio de los clientes, comprobó que ellos aprobaban ampliamente el hecho de proveer consejos sobre salud, nutrición o incluso consejos de tipo personal. Gavin argumenta que, en una nueva profesión, los entrenadores necesitan sobrepasar sus límites para atraer y retener suficientes clientes para cumplir con las obligaciones financieras, lo que refleja una "estrategia de supervivencia" en la que los entrenadores extienden sus servicios a los clientes, para retener su clientela durante mayor cantidad de tiempo. A partir de los presentes resultados, los profesionales de aptitud física frecuentemente sobreestiman sus habilidades y "amplían su base de especialización aparente para sobrevivir" (9) independientemente del nivel de educación.

Los entrenadores personales a menudo brindan un rango de servicios entre los que se incluyen valoración, prescripción y asesoramiento en las áreas relacionadas con la aptitud física. Las certificaciones para los entrenadores personales van desde certificaciones de fin de semana sin educación formal, para quienes trabajan con adultos jóvenes aparentemente saludables, un título individual para trabajar con varones mayores de 40 años y mujeres mayores de 50 con dos o más factores de riesgo cardiovascular o un título individual con calificaciones de post-grado (por ejemplo Especialistas en Ejercicio del ACSM) para quienes trabajan con individuos que padecen una enfermedad cardiovascular conocida (4). Si bien los entrenadores personales en ningún momento pueden diagnosticar lesiones o enfermedades, ni tratar dichas patologías (12), los profesionales del deporte pueden ser vistos como una continuación del sistema del cuidado de la salud, ofreciendo las medidas preventivas para los individuos saludables, y prescribiendo los ejercicios en colaboración con otros proveedores de cuidado de salud para reducir la incapacidad y la enfermedad.

Para un profesional de la aptitud física, la visita inicial con cualquier cliente se diseña para familiarizarse con la actividad física y la historia clínica del cliente, lo que se realiza a través de una evaluación previa. La evaluación previa ayuda al profesional de la aptitud física a diseñar programas de aptitud física específicos para los objetivos e intereses del cliente, y les permite identificar cualquier posible riesgo que los clientes pueden tener al realizar los ejercicios. En el presente estudio, los entrenadores de todos los niveles de educación (salvo aquellos con una educación de escuela secundaria) declararon que ellos siempre utilizaban el PAR-Q para la evaluación previa de sus clientes tal como lo sugieren CSEP y el Colegio Americano de Medicina del Deporte. Esto no coincide con lo observado por McInnis et al. (14), quienes determinaron que sólo 61% de los profesionales entrevistados siempre realizaban supervisión previa a los nuevos miembros, mientras que sólo 49% de quienes realizaban la supervisión solicitaban autorización médica para los clientes con dos o mas factores de riesgo cardíacos.

Diferentes métodos para valorar la aptitud física están disponibles para entrenadores; sin embargo, la mayoría de las certificaciones son prescriptivas con respecto a cuales protocolos son aceptables. La prueba de aptitud física aeróbica que se ha establecido para que utilicen los individuos que no poseen título con individuos aparentemente saludables, es la prueba del escalón de Harvard (step test); sin embargo, sobre la base de los presentes resultados, muy pocos utilizan éste test en la práctica. Aquellos profesionales con estudios secundarios o con un título informaron que utilizaban el test del escalón "a veces", mientras que los profesionales con un certificado o diploma informaron que "nunca" utilizaban este protocolo. En la prescripción de ejercicio aeróbico, las intensidades, frecuentemente fueron prescriptas a través del índice de esfuerzo percibido y frecuencia cardíaca. Sin embargo, si bien los entrenadores informaron que utilizaban métodos aceptados para la prescripción de la intensidad del ejercicio, Malek et al. (13) observaron que sólo 3% de los entrenadores personales utilizaron las intensidades de frecuencia cardíaca adecuadas establecidas por el ACSM para prescribir el ejercicio cardiovascular.

La fuerza muscular a menudo se mide a través del uso de un dinamómetro manual que está incluido en los Protocolos Canadienses de Valoración de Actividad Física, Aptitud Física y Estilo de vida, para el cual el 45% de los encuestados tenían la certificación para utilizar. Sin embargo, el valor de la mediana obtenido en todos los niveles de educación reveló que "nunca" usaban esta técnica en la determinación de la fuerza, a pesar de que se requiere para la determinación de una puntuación de aptitud muscular combinada. Los encuestados que tenían estudios secundarios y los que tenían un título o un nivel superior indicaron que utilizaban este protocolo algunas veces, mientras que los profesionales que tenían algún estudio universitario o quienes tenían un diploma afirmaron que nunca utilizaban este protocolo.

Se ha informado que los profesionales de aptitud física raramente rechazan la prescripción de ejercicio a los clientes si perciben que hay un pequeño riesgo, a menudo haciéndose responsables por prácticas que se encuentran fuera de sus campos de acción práctica legítima (9). Los profesionales de la aptitud física a menudo creen que la experiencia es como mínimo tan valiosa como un título de universidad o un curso de trabajo, para prepararlos para el trabajo con diferentes grupos de clientes (16). Sin embargo, el profesional de aptitud física que carece de educación específica y entrenamiento, raramente es avalado por el cuerpo de certificación o por el empleador para realizar estas tareas. Los resultados del presente estudio apoyan la idea que los profesionales de aptitud física en Canadá trabajan excediendo los alcances de sus campos de aplicación práctica, donde el 54,4% de los encuestados proporcionan ejercicios terapéuticos y la mayoría realizan análisis de postura y evaluaciones de balance muscular, que son técnicas restringidas a especialistas en rehabilitación y a profesionales de la fisiología médica del ejercicio certificados.

En el área de la nutrición y pérdida de peso también se observan entrenadores personales de aptitud física que ofrecen servicios que exceden los alcances de sus prácticas y entrenamiento formal. Thomas et al. (16) observaron que el 84% de los profesionales de aptitud física en Texas sugerían el consumo excesivo de proteínas por encima del 8-15% de ingesta calórica diaria (37% recomendaban que más del 25% de la ingesta calórica total fueran proteínas). En el presente estudio, los entrenadores de todos los niveles de educación promovían el consumo de suplementos de proteínas a sus clientes para aumentar la masa muscular y el nivel de prescripción variaba de “a veces” a “frecuentemente”, y la probabilidad de que apoyaran las dietas de moda era bajas. Sin embargo, se observó que aquellos con un nivel de educación inferior a un título formal, realizaban a menudo valoración nutricional, asesoramiento y modificaciones en el comportamiento nutricional a pesar de que estos participantes no informaron que utilizaban conceptos contenidos dentro de la Guía de Alimentos de Canadá. Esto es similar a los resultados encontrados en Estados Unidos dónde Ryan (15) observó que 26% de los entrenadores personales utilizaban un software de análisis nutricional, 70% para proporcionar servicios de valoración nutricional y 75% para proporcionar prácticas de asesoramiento nutricional que están reservadas al ámbito práctico de dietistas registrados que tienen cuatro años de educación específica sobre nutrición y prácticas que claramente exceden el campo de aplicación práctica de un entrenador personal.

Conclusión:

En el presente parecería que una gran parte de los profesionales de aptitud física en Canadá brinda servicios que se encuentran fuera de los campos de aplicación práctica y nivel de entrenamiento, tendencia que ha sido reconocida previamente en otros países (9). Para que la profesión relacionada a la aptitud física avance, las agencias y organizaciones de certificación deberían dejar de lado las diferencias personales y acordar un método de estandarización y situar esta práctica dentro del continuo de provisión de cuidados para la salud (1, 3, 7). Las opciones pueden incluir acreditación a terceros de las agencias de certificación, exámenes de comités nacionales para cada nivel de profesionales de aptitud física o certificaciones profesionales (3, 13). Independientemente de cual opción se adopte para proteger a los consumidores de los servicios vinculados a la aptitud física, es necesario un proceso que limite el papel de aquellos que no poseen ninguna certificación y que no tienen ninguna educación formal, y establezca una distinción clara entre el campo de aplicación práctica de un profesional de la aptitud física (individuo con título competente), entrenador o técnico (diploma universitario o equivalente) y líder (talleres de corta duración). Cada ámbito de práctica debe ser definido claramente, ampliamente difundido en el dominio público y claramente expresado y comprendido por entrenadores, empleadores, consumidores y otros profesionales del cuidado de la salud.

Sería interesante tener datos exactos sobre las lesiones sufridas por los clientes como resultado del contacto directo con, o por las acciones de un entrenador personal, de ésta manera uno podría argumentar correctamente, que si ocurren algunas lesiones menores o mayores, los campos de aplicación práctica que limitan las actividades pueden no ser correctos. Sin embargo, en la actualidad los entrenadores personales de cada nivelado de educación deben ser plenamente conscientes de las limitaciones impuestas por su nivel de educación y certificación y de las actividades que ellos pueden realizar legítimamente dentro de campo de aplicación de práctica asegurado para evitar las responsabilidades civiles personales.

Artículo GSE

Agradecimientos:
Los autores desean agradecer a ThinkLabs (Abbotsford, BC) por la preparación de las encuestas administradas vía Internet.

1 comentario:

  1. Muy curioso el estudio que pubicas en este articulo sobre los entrenadores personales fitness . Yo creo que ponerte en manos de un profesional es algo fundamental para conseguir unos buenos objetivos.

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